Mentí cuando dije que
me dedicaría a mirar por la ventanilla la próxima vez que subiera al autobús.
La pantalla, con esas noticias tan sorprendentes, que se repetían una y otra
vez cual mensajes subliminales, me atraía poderosamente. Me llamó la atención
aquella que decía: Apretar los puños podría ayudar a fortalecer la memoria. Según un
estudio, este sencillo ejercicio estimularía los hemisferios del cerebro. De pronto, sin apenas percatarme,
observé mis puños cerrados. Aquello de verdad funcionaba, al instante me
recordó que debía cortarme las uñas porque me las estaba clavando y eso duele… ¡Huy,
otro recuerdo! Las palabras con que acababa sus frases el personaje de “La
Bombi”, interpretado por Fedra Lorente en el Un, dos, tres… Un repentino
frenazo impulsó a un chico joven que trataba de aferrarse a la barra para no
caer, eso me recordó a “Coco” cuando en Barrio Sésamo explicaba la diferencia
entre delante y detrás o arriba y abajo. Pero la dichosa pantallita parecía
querer ponerme a prueba, mostró la imagen de una actriz y lanzó la pregunta de:
¿Sabes de quién se trata? ¡Claro, lo tenía en la punta de la lengua! No me
salía en ese momento, pensé que sería cosa de apretar más los puños. Apreté
tanto que hasta creí oler el humo que salía de mis hemisferios, pero seguía sin
acordarme. Dos chicas sentadas en los asientos de atrás la identificaron. Me
volví para fijarme directamente en sus manos, estaban abiertas. Como
consecuencia de esto no he vuelto a mirar la pantalla cuando voy en autobús,
ahora me dedico a mirar por la ventanilla.
No hay que creer todo lo que dicen, pero está bien comprobarlo. Me ha gustado mucho Conchi. Este relato está lleno de frescura. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias Mercedes, eres un encanto. Besos.
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