En brazos de la oscuridad te espero, mis ojos pasean por la habitación mirando sin ver. Ahora no consigo despejar la mente, la noto saturada y vacía, te necesito tanto… Apoyada en el cabecero de la cama sigo esperándote, el ordenador en mis piernas cruzadas y la tenue luz que desprende la pantalla crean el ambiente propicio para tu llegada. Te fundirás conmigo y seremos uno. Alimentando mis fantasías creceremos. Con pasos silenciosos te acercas, por fin estás aquí. Unas veces te demoras más que otras pero lo importante es que nunca me abandonas. Así llega hoy mi inspiración.
Si te esperan así, es una delicia.
ResponderEliminarKenit, a una cita como esa no se puede faltar.
ResponderEliminarDime si debo coger tren, avión, coche; o ir caminando por etapas.
ResponderEliminarAllí estaré, un beso.
Un placer el leerte.
Caminando por etapas no, que tardarías mucho... Jajaja
ResponderEliminarUn placer leerte a ti también Kenit.
Besitos.
El que deba coger un tránsito más corto en el tiempo que no en el espacio, puede suponer cierta esperanza de alcanzar tu sonrisa.
ResponderEliminarEl tardar mucho significa cierta inquietud hacía mi, por tu parte...
Una palabra tuya de que vaya más veloz...,
y me transmuto. Puedo llegar a disgregarme para luego recogerme por partes.
He de decirte que a grandes velocidades me mareo.
Había pensado en la bicicleta, si es que me esperas.
Un abrazo.
¡Oh!¡Qué bonito! Así te espera cualquiera.
ResponderEliminarUn beso.
Dime cómo presentarme. A qué punto cardinal.
ResponderEliminarDónde habitas a este lado del mundo.
Si debo estar en silencio, si debo gritar tu nombre.
Si cuando gires la cabeza no darás la vuelta como inexistente.
Dime si debo llevar flores, si dentro de ti cogen bomobones de licor.
Si hay alguna posibilidad, de que aún dada la vuelta, me pueda llevar el recuerdo de tus ojos, como algo leve e inolvidable.
Uno se puede enamorar con estos mensajitos, no te lo pierdas...
¡Qué bien te expresas, Kenit!
ResponderEliminarMe inspira tu sonrisa.
ResponderEliminarPodría amarte.
Podría prometerte que nunca habría extraños silencios.
Kenit, igual gusta más el culebrón que tenemos aquí formado en los comentarios que el relato que colgué.
ResponderEliminarNo lo sé.
ResponderEliminarTú cara tiene ese gesto de llamada. Me produce cierta inquietud el que la recuerde en momentos llenos de cotidianidad. Pretendo sentir esa sensación de los cuerpos cercanos cuando antaño una foto te hacía descubrir sentimientos. No como ahora que la apreciación es más precisa y letal. Deseo descubrirte como a un espíritu puro, poder encajarte en mi alma y dejarte ahí, quizás por imposible, porque a ciencia cierta lo de los poros tocándose es tan lejano, que sólo le cabe un poema para el consuelo.
No puedo decirte que te quiero.