martes, 19 de marzo de 2013

UN PROBLEMA DE BOLAS




Seguramente Maruja sea una de las pocas amas de casa, cuarentona, que todavía no ha leído “Cincuenta sombras de Grey”. Ahora que los juguetes sexuales están de moda, las empresas que los comercializan quieren saber qué tipo de clientes adquieren sus productos, para ello recurren a las encuestas. Tell me se encarga de organizar las sesiones donde los encuestados debaten sobre un determinado artículo, después los gratifica económicamente por su tiempo ya que suelen durar entre cuatro y cinco horas. En el caso de las bolas chinas decidieron entregar a cada sujeto una caja, debían probarlo durante unos días en sus casas y después acudir a la reunión prevista para el próximo jueves a las cuatro en punto de la tarde.

Lunes
Maruja llega a su casa contenta, en esta ocasión los de las encuestas le han regalado el producto para que lo pruebe. Se sienta en el sofá y abre la caja. Dos bolas rosas, unidas por una cinta del mismo color, aparecen ante sus ojos. El rosa no es un color que le guste especialmente, además no hace juego con su ropa. Pasa la mano por la cinta y se la coloca en la muñeca, pesa mucho para ser una pulsera, pero decide dejársela puesta un rato.

Martes
Maruja compra en la farmacia una venda elástica para la muñeca, después vuelve a casa y se dispone a preparar una empanada de atún. Con el rodillo en la mano, preparada para estirar la masa, cae en la cuenta de que las bolas deben tener un uso culinario. Con una mano en cada bola intenta extender la masa. La empanada presenta un aspecto raro, pero a su marido le gusta.

Miércoles
Maruja vuelve a fregar las bolas para que no queden restos, de la masa del día anterior, entre las cuerdas. Como pesan y no hacen nada, decide que las bolas son un simple objeto de adorno, así que las coloca en el mueble del recibidor. Cuando su marido entra en casa y las ve se alegra de tener una esposa tan atrevida. Le propone usarlas esa noche, pero ella está tan cansada que cuando él llega al dormitorio, cubierto únicamente con el tanga de leopardo y blandiendo las bolas chinas en la mano, ya está dormida.

Jueves
Maruja busca las bolas por toda la casa, finalmente las encuentra tiradas junto al tanga de su marido. ¿Pero qué habrá estado haciendo este hombre con las bolas? piensa apurada. A las cuatro en punto comienza la reunión. Les piden que apunten qué les han parecido las bolas chinas, para leer al final de la sesión la impresión que traían cuando llegaron y evalúen los conocimientos adquiridos durante el debate. Maruja escribe: A mí no me han sido de mucha utilidad, pero a mi marido le han encantado, esta mañana aparecieron en el baño junto a su ropa interior.