sábado, 22 de junio de 2013

JUSTO AL LADO



Dividían su tiempo libre entre discotecas y páginas de contacto. Él esperaba encontrar una mujer despampanante y ella un hombre del que poder presumir ante sus amigas. Sin saber lo que buscaban se perdieron entre copas y mensajes. Con el tiempo el listón fue bajando impuesto por la insoportable soledad que los acompañaba. Él se fijó en esa compañera anodina que trabajaba en el departamento contiguo: de estatura media, caderas redondeadas, ojos marrones y cabellos castaños. Ella se percató de que el compañero, que de un tiempo a esta parte la observaba, no estaba tan mal: de escaso metro setenta, barriguita cervecera, mirada perspicaz y cabellera inexistente. Se lanzaron a compartir copas y mensajes entre ellos, descubriendo que lo que habían buscado lejos estaba justo al lado y que la mediocridad puede ser a veces extraordinaria.